miércoles, 27 de enero de 2010

El holocausto y los nuevos tipos de exterminio



Hoy se recordó en el mundo a las víctimas de los campos de concentración nazi y el holocausto sufrido por millones de judíos durante la segunda guerra mundial. La fecha de esta Memoria responde al día en que el ejército soviético abrió las puertas del mayor campo de exterminio en Auschwitz (Polonia), el 27 de enero de 1945, liberando así a los pocos sobrevivientes que se encontraban en su interior en condiciones infrahumanas. 

A 65 años de aquella liberación, personalidades de la política internacional tuvieron presente en sus discursos del día de hoy este drama sin precedentes, y en países como Italia se tomaron iniciativas significativas para conmemorar a los acaecidos, para condenar el genocidio y para motivar a las nuevas generaciones a no cometer los mismos errores del pasado.

Con este tipo de gestos y conmemoraciones, políticos, legisladores y autoridades de alto nivel han manifestado su "sensibilidad humana" ante el sufrimiento que todavía padece la comunidad hebrea, y sus condenas a este tipo de acciones sangrientas fueron categóricas y contundentes.  Y estoy de acuerdo con ellos: Nadie tiene el derecho de atentar contra la vida ni hacer algo que vaya contra la dignidad de la persona o de alguna comunidad.

Lo que me causa sorpresa es que muchos de ellos sólo aplican este principio cuando se trata de juzgar a personas y acciones del pasado. No creo que no se den cuenta que en el presente se siguen cometiendo exterminios de otro tipo que incluso ellos mismos pudieran evitar. El trato deshumano a los migrantes; la promoción y justificación del aborto; la experimentación con células embrionarias... ¿No  son acaso lo mismo?

domingo, 17 de enero de 2010

Haití: un desafío a la solidaridad de las naciones



Las imágenes de un país devastado como Haití han suscitado la compasión y la solidaridad del mundo entero, y han desafiado la capacidad de los gobiernos e instituciones de otros países para actuar de manera tempestiva en favor de los afectados.

Los actores que han entrado en escena han sido diversos. Los medios de comunicación han mantenido informada a la opinión pública y han tomado iniciativas concretas para motivar la ayuda modesta de particulares. El diario italiano "Il Corriere della Sera", por ejemplo, al día siguiente del sismo ofreció a sus lectores un número de cuenta bancaria a la cual se pueden hacer donaciones para la causa, y publicó, además, iniciativas similares de otras instituciones.

La Iglesia Católica, por su parte, no se hizo esperar para entrar en acción, y su cercanía a este pueblo del Caribe no se ha reducido a la oración por las víctimas. Sacerdotes, religiosos y seminaristas fueron sepultados por los escombros, y aquellos que sobrevivieron se sumaron a la búsqueda de sobrevivientes y a las manos que continúan dando auxilio a heridos y necesitados. Además, como la Iglesia de Italia –que el próximo domingo realizará una colecta a nivel nacional–, la iglesia católica dispersa por todo el mundo se ha coordinado para hacer llegar su ayuda material a la isla.

También los mandatarios de las grandes potencias han puesto sus manos a la obra. Particularmente Estados Unidos ha asumido el papel del superhéroe que tanto complace a Hollywood, aumentando  de paso la popularidad de su presidente, quien ha afirmado que en estos momentos esta nación norteamericana está protagonizando la más grande ayuda humanitaria que haya ofrecido en la historia.

En fin, la ayuda económica y humanitaria que reclama Haití seguirá siendo urgente y necesaria, pues una tragedia de esa magnitud trae consigo gran cantidad de riesgos y complicaciones: enfermedades, desesperación, violencia –sólo por mencionar algunas–. También ha evidenciado que en el corazón del ser humano todavía existe la sensibilidad ante el dolor ajeno; lo malo es que son las tragedias las encargadas de recordárnoslo.

lunes, 4 de enero de 2010

La razón de la esperanza



"Nuestra esperanza está en Dios". Lo afirmó de nuevo el Papa en el mensaje que dirigió el día de ayer a quienes participaron en el rezo del Angelus en la Plaza de San Pedro.

La afirmación es clara y sin titubeos. Se inspira en la revelación que Dios ha hecho de sí mismo a lo largo de la historia y que tiene su plenitud en su Hijo Jesucristo, lo cual la convierte en una verdad con sentido y de carácter permanente; verdad que ilumina la vida del hombre y lo anima a seguir adelante a pesar de los problemas a los que se enfrenta de manera cotidiana.

Estas palabras pronunciadas por el Papa son la respuesta a las inquietudes e incertidumbres que trae consigo el inicio del año nuevo, y se contraponen a las "respuestitas", humanas y pasajeras, que se intentan descubrir por ejemplo en el horóscopo o en las "predicciones" del futuro.

Sólo que depositar la esperanza en Dios requiere responsabilidad y esfuerzo por parte del ser humano, y no va con el estilo de quienes cómodamente esperan a que las soluciones les caigan del cielo o ponen sus vidas en manos de los astros o del destino.

¿Qué nos espera en este año 2010? Depende de nuestra actitud y de nuestra perspectiva: o nos dejamos intimidar por las tragedias, la crisis y la violencia que caracterizaron al año pasado, o intentamos asumir cada uno nuestra propia responsabilidad para "colaborar con la gracia de Dios" –cosa que también dijo el Papa– y lograr que sea un año diferente y más positivo. Yo prefiero enfrentarlo con la segunda actitud, no sé usted por cuál se incline.