viernes, 11 de julio de 2014

La medalla de San Benito y su eficacia contra el mal


Las medallas no son amuletos. Por eso no basta con tener una a la mano para alcanzar la salvación.
Las medallas –y otros signos, como los escapularios– están ligados a devociones con profundo significado religioso. Y quien los lleva consigo ha de respaldar su devoción con la oración y con un estilo de vida auténticamente cristiano.
La medalla de san Benito es una de las más usadas por los católicos, incluso por los jóvenes, quienes muchas veces no conocen su significado. Tiene de un lado la Cruz de Cristo y del otro la imagen de San Benito Abad.
Se remonta a una época muy antigua y su origen se debe a la devoción que el Santo profesaba al signo de la Cruz, mismo que recomendaba a sus discípulos para que vencieran las tentaciones y para que ahuyentaran al demonio. 
La medalla no es un adorno para el vehículo ni un llavero cualquiera. Si bien se trata de un signo que manifiesta la confianza en Dios, que protege del mal a sus hijos, traerla consigo también requiere vivir en Gracia para mantenerse alejado del demonio y de sus tentaciones.

El significado de las iniciales, en latín, es el siguiente: 
“Crux Sancti Patris Benedicti. Crux Sancta Sit Mihi Dux. Vade Retro, Satana. Numquam Suade Mihi Vana Sunt. Mala Quae Libas, Ipse Venena Bibas”.
El texto, traducido al español, significa: 
“Cruz del Santo Padre Benito. La Santa Cruz sea mi luz, no sea el demonio mi guía. ¡Apártate, Satanás! No sugieras cosas vanas, maldad es lo que brindas, bebe tú mismo el veneno”.