martes, 15 de mayo de 2012

El Obispo: guardián de la fe y de la vida cristiana



El viernes 18 de mayo llegará a la ciudad de Tepic monseñor Luis Artemio Flores Calzada, nombrado octavo Obispo de la Diócesis de Tepic por el Papa Benedicto XVI.
Será recibido en los límites de Jalisco y Nayarit, se detendrá un momento en la parroquia de Ixtlán del Río y después será conducido a la capital nayarita, donde tomará posesión de su nueva diócesis.

¿Quién es un Obispo?
La misión de los Obispos es la misma que los Apóstoles recibieron de Jesús: anunciar el Evangelio, custodiar la fe y santificar a la comunidad.
Jesucristo quiso garantizar que su obra permaneciera a lo largo los siglos, por eso desde el inicio asoció a doce hombres a su misión y dejó a Pedro como cabeza del grupo. Así podemos decir que los Obispos son los sucesores de los apóstoles y el Papa es el sucesor de san Pedro.
La palabra Obispo procede del latín “episcopo”, que se traduce como vigilar. Los Hechos de los Apóstoles narran cómo san Pablo dejó a Timoteo y Tito como guías de la comunidad para que “vigilaran” la vida  cristiana. De ahí que quienes son elegidos para este servicio han de distinguirse por la integridad de su fe, sus buenas costumbres y su vida de oración; han de ser sacerdotes sabios y prudentes, gozar de buena fama, tener al menos treinta y cinco años de edad y mínimo cinco años como sacerdotes.

¿Qué hace un Obispo?
Tres son las funciones propias de un Obispo: enseñar, santificar y gobernar a la Iglesia de un territorio concreto que se llama diócesis.
Enseña anunciando a todos el Evangelio de Jesucristo y vigilando para que la Palabra de Dios no sufra desviaciones ni sea interpretada de manera errónea. Enseña a través de la predicación, de sus mensajes, de las cartas pastorales que dirige a su diócesis y haciéndose responsable junto con sus sacerdotes de la doctrina y de la evangelización de los fieles.
El Obispo santifica a la Iglesia por medio de los sacramentos, principalmente el de la Eucaristía, así como también con su oración y con su trabajo.
El Obispo gobierna teniendo como modelo a Jesucristo, Buen Pastor, y no de acuerdo a los criterios humanos. Gobierna buscando el bien de los fieles que le son encomendados y viendo en ellos a verdaderos hermanos a los que ha de guiar, ayudar y corregir si es necesario.