De frente a las elecciones, no todo está
dicho. Aunque las encuestas nos hagan creer que ya existe un triunfador, la
verdad saldrá a relucir este primero de julio, cuando los mexicanos
responsables emitan su voto.
Así que todavía hay tiempo para pensar y
decidir. La fe y la razón han de estar por encima del desencanto, la decepción
y las dudas hacia los candidatos.
Como ciudadano, el católico tiene que votar,
pero tiene que hacerlo de acuerdo a la fe que profesa. Pues si bien es cierto
que los católicos pueden apoyar a cualquier partido político, también es verdad
que no todos son compatibles con la fe ni con los valores cristianos.
Si la mayoría de la gente define su voto en
base a la economía, el católico ha de considerar otros aspectos. Por ejemplo:
la religión del candidato, su estabilidad matrimonial y su actitud ante temas
sociales como la familia, el aborto y la libertad religiosa, por ejemplo.
La fe no debe encerrarse en los muros del
templo. Que no te intimiden quienes quisieran que la Iglesia no predicara su
doctrina, como si los asuntos sociales no tuvieran nada que ver con la religión,
o como si la ética no tuviera lugar en la política.
Los Obispos de México nos recuerdan que el
católico acude a las urnas considerando todos los factores posibles:
económicos, sociales, políticos, educativos, laborales, culturales… pero el
católico también toma en cuenta la moral y la religión, y vota por el candidato
o por el partido que tiene criterios morales y actitudes acordes con la propia
fe.
Si verdaderamente tu fe ilumina tus decisiones, antes de votar analiza
cuál es el candidato más coherente en sus declaraciones y en su vida. Y digámoslo
otra vez: considera su actitud ante la familia, el aborto, las uniones
homosexuales, la religión, la corrupción, la inseguridad, la violencia, el
narcotráfico, la migración, los derechos de la mujer… Después de hacerlo, vota;
entonces tu voto será consciente y responsable.
Publicado en Profeta