domingo, 11 de octubre de 2009

¿Más santos para la Iglesia Católica?

Ma ancora mancano i santi alla Chiesa Cattolica? Non bastano quelli tradizionali? Le canonizzazioni, come quella presieduta per il Papa Benedetto XVI questa mattina, ci offrono l'opportunità di avere negli altari santi contemporanei. Il loro contesto storico è vicino del nostro, e i problemi ai cui si affrontarono loro non sono lontani di quelli ai cui i cattolici di oggi fanno fronte ogni giorno.

El Papa Benedicto XVI proclamó cinco nuevos santos para la Iglesia Católica. La ceremonia de canonización tuvo lugar la mañana de hoy, 11 de octubre, en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.

¿Pero es que todavía le faltan santos a la Iglesia? ¿No bastan los santos tradicionales? ¿Qué sentido tienen en nuestro tiempo más canonizaciones? No son pocas las personas que me han hecho estas preguntas u otras similares. Su inquietud responde al cómo serán distribuidos en el calendario o a la inversión de tiempo y dinero de quien se dedica a dar seguimiento a las causas.

Dejando de lado argumentos teológicos y doctrinales, basta reflexionar que canonizaciones como ésta nos dan la oportunidad de ver en los altares a santos contemporáneos; se trata de personas cercanas a las circunstancias en las que los cristianos de nuestro tiempo desenvuelven su existencia, pues su contexto histórico está cercano del nuestro y los problemas a los que se enfrentaron ellos no están lejos de aquellos a los que el católico de hoy hace frente cada día.

El número parece alto. El Cardenal José Saraiva Martins, Prefecto de la Congregación para la causa de los santos, en el año 2002 afirmaba que desde el año 1588 hasta el comienzo del pontificado de Juan Pablo II el número de Santos era de 296. Por su parte, según la página oficial del Vaticano el papa Juan Pablo II canonizó a 482, mientras que el día de hoy ha llegado a 28 el número de santos canonizados por el Papa Benedicto XVI.

Un buen número, cierto, y eso sin contar los elevados a los altares durante los siglos precedentes. Pero en realidad muy pocos si consideramos la santidad en su sentido auténtico: hacer realidad en nuestras circunstancias concretas la identificación con Jesucristo, y esto es un llamado para todos.
Es verdad que la Iglesia no puede contar la cantidad de santos en el cielo (por eso celebra la fiesta de todos los santos), pero al ofrecer a la veneración pública a personas de carne y hueso que han vivido la santidad en grado heroico, no sólo nos recuerda que tenemos intercesores en el cielo, sino que además nos anima a vivir de manera comprometida, como lo hicieron ellos, y como sin duda lo siguen haciendo “cristianos auténticos” alrededor del mundo entero.

Los recursos que invierte la Iglesia, humanos y materiales, están orientados a cumplir con su misión, siempre en favor de los hombres.

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