miércoles, 15 de mayo de 2013

A propósito del Día del Maestro

La imagen del maestro se ha visto afectada por la conducta irracional de algunos maestros mexicanos. Huelgas, plantones y ataques violentos –registrados recientemente– han provocado cierta desconfianza hacia quienes ejercen esta profesión y que anteriormente se contaban entre las personas más educadas, respetuosas y cultas de la sociedad.
Gracias a Dios todavía son más los buenos maestros. Los maestros responsables. Los que con su compromiso constante garantizan la educación de las nuevas generaciones. Los que se actualizan con frecuencia y no le temen a las evaluaciones. Los que defienden sus derechos con la razón y de manera educada y no a través de la violencia ni ausentándose del salón de clase por largos períodos.
Por ellos vale la pena celebrar el Día del Maestro. Los felicitamos por desempeñar su profesión con calidad, por servir con consciencia a la sociedad y por sentirse verdaderamente formadores de personas, pues la tarea de un maestro no se reduce solamente a transmitir información en las aulas o a desarrollar ciertas habilidades en sus alumnos.
Bien decía el Concilio Vaticano II que entre todos los medios de educación el de mayor importancia es la escuela. Pues al mismo tiempo que cultiva las facultades intelectuales de los alumnos desarrolla la capacidad del recto juicio, los introduce en el patrimonio de la cultura, promueve en ellos el sentido de los valores, los prepara para la vida profesional y fomenta entre ellos el trato amistoso. Por eso los maestros son los principales colaboradores de los padres de familia y su vocación es de grande importancia para la gran familia humana.
Publicado en PROFETA

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