¡Cristo ha resucitado! Esta exclamación surgió en
Jerusalén hace veinte siglos y hoy la Iglesia continúa proclamándola en todos
los rincones de la tierra.
Y es que la resurrección de Jesús es el fundamento de la
fe cristiana. De hecho, que el Crucificado haya resucitado al tercer día fue el
primer anuncio que los discípulos proclamaron por todas partes.
LA PRIMER
TESTIGO DE LA RESURRECCIÓN
Entre los personajes que anunciaron la resurrección de
Jesús destaca María Magdalena. Es aquella mujer que después de llevar una vida
de pecado se encontró con Jesucristo, y a partir de entonces cambió por
completo su estilo de vida.
Los evangelios nos la muestran como una mujer soltera,
pues no se le asocia a ningún varón (como sucede en el caso de María la de
Cleofás, o de Juana, mujer de Cusa). A esta María se le identifica más bien por
su lugar de origen: Magdala.
María Magdalena acompañó a su Maestro hasta el
final. Estuvo presente al pie de la cruz junto con la Madre de Jesús y junto
con otras mujeres, y fue ella quien descubrió el sepulcro vacío la madrugada
del domingo, donde permaneció llorando hasta que se le apareció Jesucristo
resucitado.
EJEMPLO DE TODOS LOS CRISTIANOS
La cercanía de María Magdalena a la
persona de Jesucristo ha provocado que se construyan leyendas erróneas en torno
a su figura. Pero por más que traten de desfigurar la imagen de esta gran
mujer, su testimonio es un claro ejemplo para todos los cristianos.
María Magdalena le recuerda a los
bautizados que el verdadero discípulo de Cristo es aquel
que en la debilidad humana tiene la humildad de pedirle ayuda, de dejarse sanar
por él y de seguirlo de cerca.
EL INICIO DE
UNA VIDA NUEVA
La resurrección de Jesús transforma la vida. Así lo
experimentaron la Magdalena y los otros discípulos.
El encuentro con el Resucitado transformó su tristeza en
alegría, su miedo en valentía y su silencio en predicación ardiente.
Por eso hoy, como en las primeras comunidades cristianas,
la fe de la Iglesia se basa en el anuncio de la resurrección. Y siente el deber
de proclamar en primera persona el testimonio de aquellos que vieron con sus
propios ojos la losa removida, el sepulcro vacío y al Crucificado Resucitado.
“Así como en primavera los rayos del sol hacen brotar y
abrir las yemas en las ramas de los árboles, así también la irradiación que
surge de la resurrección de Cristo da fuerza y significado a toda esperanza, a todo
deseo y a todo proyecto humano. Lamentablemente, este anuncio gozoso contrasta
todavía con las tristezas y con el clamor que provienen de tantas situaciones
dolorosas como la miseria, el hambre, las enfermedades, las guerras y las violencias.
Y, sin embargo, Cristo ha muerto y resucitado precisamente por esto. Ha muerto
a causa de nuestros pecados de hoy y ha resucitado para rescatar nuestra
historia de hoy” (cfr. Benedicto XVI,
Pascua 2011).
Publicado en Vallarta Opina, Abril 21 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario