El diluvio
universal ha inspirado a científicos, artistas e historiadores para elaborar
documentales interesantes, obras extraordinarias y estudios sorprendentes. Pero
muchos de ellos se han olvidado que detrás de los relatos bíblicos se esconde
una profunda enseñanza religiosa que hay que saber descubrir e interpretar.
El diluvio ha
de entenderse como una gigantesca purificación de todo lo creado. Duró cuarenta
días y cuarenta noches, número bíblico que indica el cambio de un período a
otro, de una generación a otra, el camino hacia una nueva humanidad.
EL ARCA DE NOÉ
Noé aparece en
la Biblia cuando el ser humano permite que el mal destruya el orden de la
creación. Si en el principio Dios lo hizo todo bueno y en armonía, el hombre,
por el pecado, atenta contra la obra de Dios y provoca el desorden.
Dios ve que la
maldad ha crecido y decide recomenzar de nuevo enviando un diluvio que cubra
por completo la tierra. Pero su decisión no es una condena a muerte. Dios no
quiere aniquilar su creación, sino salvarla. Y para hacerlo elige a Noé, “el
varón más justo y cabal de su tiempo”, a quien le encomienda la difícil tarea
de renovar la historia.
Para colaborar
con Dios, Noé había de construir un arca en la que lograría salvarse junto con
sus tres hijos y las respectivas esposas. También había de recoger una muestra
de los animales existentes para que la vida pudiera afianzarse de nuevo.
LA PACIENTE ESPERA
Cuando
terminaron las lluvias, Noé se preguntó si la tierra sería habitable otra vez. Tiene
claro que no es él, sino Dios, el que ha de marcar el ritmo del nuevo mundo.
Noé suelta en
tres ocasiones una paloma para que reconozca el paisaje. La primera vez la
paloma vuelve al arca sin haber encontrado dónde posarse; la segunda vez
regresa trayendo en el pico un ramo de olivo; y la tercera ocasión ya no regresó
al arca. Ésa es la señal de que puede comenzar el nuevo camino de la vida sobre
la tierra.
EL COMPROMISO DE RESPETAR LA VIDA
Cuando terminó el
diluvio, Noé, su familia y los animales salieron del arca, y se selló una
alianza: Dios restablece el orden de la creación y encarga a los hombres que
colaboren con Él en la construcción de la historia; Dios se compromete a no
destruir la tierra y el hombre a respetar la vida que hay en ella.
Noé, cuyo
nombre significa "descanso", "paz" y "consuelo", es
un punto de apoyo para cruzar la crisis que provoca el pecado en el
mundo.
Noé significa
la fe en Dios, la esperanza en un futuro de salvación, el esfuerzo por
recomenzar la vida.
La ruptura ocasionada
por el pecado no destruye el plan de Dios. Lo que el pecado rompe y dispersa
hay que congregarlo de nuevo por medio de las alianzas de Dios con los hombres. Por eso Dios, a
lo largo de los siglos, elige a una
persona, o a un grupo de personas,
a fin de obrar por medio de ellas la salvación y la bendición para todos.
Dios ha sido fiel a su alianza. Falta que el hombre cumpla la parte que
le corresponde. En manos del hombre está conservar el orden, respetar la vida y
reconstruir la historia.
Publicado en Vallarta Opina, Julio 14 2014
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