lunes, 4 de agosto de 2014

La sabiduría es la ciencia de la vida. Baruc y su mensaje


Si para algunos pueblos la sabiduría consiste en el conocimiento intelectual, filosófico o científico, para el pueblo de Israel del Antiguo Testamento la sabiduría es un don de Dios. Y se expresa en la capacidad de conducir ordenadamente la vida, en la tarea organizada de los gobernantes y en la recta administración de la justicia.
La sabiduría para Israel es ante todo ciencia de la vida. Por eso también es sabio el israelita sencillo, sincero y de vida honrada. El que vive libre de falsedad, de avaricia y de odio. El prudente, recto y justo. El que pone su confianza en Dios y no se arrodilla ante los ídolos creados por el ser humano.
En otras palabras, la sabiduría para Israel consiste en vivir de acuerdo a los Mandamientos. En esas Palabras grabadas en las tablas de la Ley. Palabras que orientan la conciencia y constituyen una base sólida para proyectar la vida diaria.

UNA VIDA DESORDENADA CONDUCE A LA DESTRUCCIÓN
Si el futuro del sabio es una vida digna y plena, la suerte del pecador es el destierro, las enemistades y la destrucción. De ahí que los momentos críticos de la historia de Israel sean consecuencia del egoísmo, la vida disoluta y la indiferencia religiosa,.
Así se entienden el destierro a Babilonia –orquestado por el rey Nabucodonosor y acontecido en el año 587 antes de Cristo– y el dominio de pueblos poderosos que atentaron contra la identidad del pueblo de Dios, como sucedió en el siglo segundo bajo el gobierno de Antíoco IV Epífanes.

LOS PROFETAS: LA CONCIENCIA DEL PUEBLO
Es precisamente en esos momentos de crisis cuando se hace necesario el mensaje de los profetas.
Los profetas son hombres de profunda vida espiritual, conocedores de la historia e intérpretes de los acontecimientos. Y su mensaje es directo, claro y en ocasiones severo, pero siempre con un tono esperanzador y apoyados en las promesas que Dios había hecho a sus antepasados.

EL PROFETA BARUC Y LA ACTUALIDAD DE SU MENSAJE
Baruc fue discípulo del profeta Jeremías y en algunas ocasiones actuó como su secretario y portavoz.
En el Antiguo Testamento hay un libro que lleva su nombre y está constituido por seis pequeños capítulos, donde se precisa la fidelidad de Dios y se responsabiliza a los israelitas de su propio sufrimiento.
De ahí la necesidad de retomar el rumbo, de ser fiel a los Mandamientos y de no caer en la idolatría. Mensaje con grande actualidad que interpela a los hombres y mujeres de fe y los invita a llevar una vida recta.
Publicado en Vallarta Opina, Junio 9 2014

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