Si para algunos pueblos la sabiduría consiste en el
conocimiento intelectual, filosófico o científico, para el pueblo de Israel del
Antiguo Testamento la sabiduría es un don de Dios. Y se expresa en la capacidad
de conducir ordenadamente la vida, en la tarea organizada de los gobernantes y
en la recta administración de la justicia.
La sabiduría para Israel es ante todo ciencia de la
vida. Por eso también es sabio el israelita sencillo, sincero y de vida
honrada. El que vive libre de falsedad, de avaricia y de odio. El prudente,
recto y justo. El que pone su confianza en Dios y no se arrodilla ante los
ídolos creados por el ser humano.
En otras palabras, la sabiduría para Israel consiste
en vivir de acuerdo a los Mandamientos. En esas Palabras grabadas en las tablas de la Ley. Palabras que orientan la conciencia y constituyen una base sólida
para proyectar la vida diaria.
UNA
VIDA DESORDENADA CONDUCE A LA DESTRUCCIÓN
Si el futuro del sabio es una vida digna y plena,
la suerte del pecador es el destierro, las enemistades y la destrucción. De ahí
que los momentos críticos de la historia de Israel sean consecuencia del
egoísmo, la vida disoluta y la indiferencia religiosa,.
Así se entienden el destierro a Babilonia
–orquestado por el rey Nabucodonosor y acontecido en el año 587 antes de Cristo–
y el dominio de pueblos poderosos que atentaron contra la identidad del pueblo
de Dios, como sucedió en el siglo segundo bajo el gobierno de Antíoco IV
Epífanes.
LOS
PROFETAS: LA CONCIENCIA DEL PUEBLO
Es precisamente en esos momentos de crisis cuando
se hace necesario el mensaje de los profetas.
Los profetas son hombres de profunda vida
espiritual, conocedores de la historia e intérpretes de los acontecimientos. Y
su mensaje es directo, claro y en ocasiones severo, pero siempre con un tono
esperanzador y apoyados en las promesas que Dios había hecho a sus antepasados.
EL
PROFETA BARUC Y LA ACTUALIDAD DE SU MENSAJE
Baruc fue discípulo del profeta Jeremías y en
algunas ocasiones actuó como su secretario y portavoz.
En el Antiguo Testamento hay un libro que lleva su
nombre y está constituido por seis pequeños capítulos, donde se precisa la
fidelidad de Dios y se responsabiliza a los israelitas de su propio
sufrimiento.
De ahí la
necesidad de retomar el rumbo, de ser fiel a los Mandamientos y de no caer en
la idolatría. Mensaje con grande actualidad que interpela a los hombres y
mujeres de fe y los invita a llevar una vida recta.
Publicado en Vallarta Opina, Junio 9 2014
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