Una de las figuras más trágicas del Antiguo Testamento es Saúl, el primer
rey del pueblo de Israel. Cando surge del anonimato aparece como un hombre
bueno y preocupado por la suerte de su pueblo, pero en el ejercicio de su
autoridad se deja influenciar por las circunstancias, por su temperamento
inestable y por sus celos hacia la persona de David.
Palestina. Año 1030 a.C.
En esa época el pueblo de Dios sobrevive gracias a
una organización de confederación de las tribus, pero de forma insolidaria.
Sólo en algunas ocasiones se ayudaban unas a otras. Pero llegó el momento en
que se enfrentaron a un enemigo común: los filisteos.
Los filisteos explotaban a las tribus de Israel de muchas maneras: les
quitaban su comida y sus ganados y les cobraban cuota de todo.
Entonces los ancianos del pueblo, mirando la organización de las naciones
vecinas, le piden a Samuel –el último de los jueces– que les dé un rey para
que los defienda.
En un principio Samuel no estaba de acuerdo con la
idea, pero actuando conforme a las instrucciones que recibe de Dios accedió a
la petición, no sin antes advertirles las inconveniencias de la monarquía. Las
inconveniencias eran, por ejemplo, que el rey los haría labrar sus campos,
segar su cosecha y fabricar sus armas de guerra; tomaría a sus hijas para que
trabajaran en el palacio y les pediría el diezmo.
Pero el pueblo se mantuvo firme en su
insistencia y Samuel les dio al rey que pedían.
El inicio de la monarquía
Saúl era un joven de la tribu de Benjamín, una de las más pequeñas de
las 12 tribus de Israel.
A decir del texto bíblico, un día, mientras Saúl buscaba unos animales
que se le habían perdido, se encontró con Samuel, quien le anuncia que Dios lo
había elegido como rey de Israel.
Samuel unge a Saúl en secreto y posteriormente lo presenta al pueblo, pero
Saúl regresa a su hogar a realizar sus actividades cotidianas.
Tiempo después Saúl asumió su papel como líder de su pueblo. Tuvo algunos éxitos iniciales contra los amonitas y los amalecitas, pero su
verdadera prueba fue cuando los filisteos realizaron una invasión masiva contra
los israelitas, y gracias al coraje de su hijo Jonatán se consiguió la
victoria.
Sin embargo, a pesar de la gran victoria, Saúl se apartó del proyecto de
Dios y tomó decisiones que más tarde le costarían su lugar en el trono.
Las consecuencias de su descuido
Samuel, viendo los desaciertos de Saúl, fue enviado por Dios a Belén y ungió
en secreto a David.
El primer contacto entre estos dos grandes hombres fue debido a una extraña
enfermedad de Saúl. Al principio, Saúl le tuvo afecto a David y lo convirtió en
su escudero. Pero después de su victoria sobre Goliat empezó a tenerle envidia,
hasta el grado de querer matarle.
De hecho, buena parte del reinado de Saúl
consistió en perseguir a David para que no le usurpara el trono, descuidando los auténticos
problemas de gobierno y permitiendo que los filisteos se reforzaran e
invadieran de nuevo a Israel y le ganaran la batalla.
Entonces Saúl, viendo que todo estaba perdido, en su desesperación se
arrojó sobre su propia espada.
Los aciertos
La vida de Saúl como rey fue sencilla y modesta, comparada con las
extravagancias de otros reyes orientales de su tiempo.
Ciertamente su
personalidad aparece contradictoria, pero hemos de
reconocer que sin sus victorias militares el reino de Israel no hubiera
subsistido. Aunque en realidad, las acciones de Saúl sólo sirvieron para
abrirle paso a David y permitir que surgiera la época de oro de la monarquía
israelita.
Publicado en Vallarta Opina, Agosto 11 2014.
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