Ante una sociedad
marcada por el egoísmo y la indiferencia, urgen personas sensibles al
sufrimiento humano. Y los cristianos de todos los tiempos, llamados a reproducir
los gestos de Jesús, han de ser signo constante de sensibilidad ante el dolor,
y han de distinguirse por su solidaridad con quienes más lo necesitan.
Hoy más que nunca se
vuelven necesarios testimonios como el de Simón de Cirene, personaje bíblico
que a pesar de su resistencia inicial, después se convirtió en un apoyo para
Jesús camino a la crucifixión.
EL CAMINO HACIA EL CALVARIO
Después de que Jesús es
procesado, flagelado y sentenciado a muerte, los soldados romanos lo conducen
camino al Calvario. Entre la multitud que lo acompaña se encuentran su madre,
Juan el discípulo y otras mujeres que lloran al mirar el dolor del inocente.
Jesús es condenado a
la crucifixión. Se trata de un castigo que producía una muerte lenta, con
máximo dolor y sufrimiento. Era considerada sumamente degradante y se aplicaba
sólo a los esclavos, revolucionarios y peligrosos criminales. Pero en el caso
de Jesús, la crucifixión es el resultado de la maldad de las autoridades
judías, de una multitud manipulable y de la cobardía de Poncio Pilato.
EL CIRINEO
Si el objetivo era la
cruz, cuando los soldados se dieron cuenta de que Jesús estaba agotado y sin
fuerzas buscaron a alguien que le ayudara con el peso del madero. Es cuando entra
en escena un hombre que venía del campo, Simón de Cirene, o mejor conocido como
“el cirineo”. Los soldados lo obligaron a ayudar a Jesús. Y después de
resistirse, los evangelios distinguen su gesto solidario.
HOY, JESÚS SIGUE PADECIENDO
El encuentro entre Jesús y el
cirineo trae consigo una gran lección de vida.
El dolor y el sufrimiento son realidades presentes en
la vida de todo ser humano. La muerte, la enfermedad, los problemas en familia
o en el trabajo, y las crisis económicas, son sólo algunos ejemplos de los
dolores que afligen constantemente la existencia del hombre.
El camino de la Cruz no es algo del pasado ni de un lugar determinado de la
tierra. El vía crucis de Jesús se repite con frecuencia y en cualquier lugar
del mundo. Como afirmaba en una ocasión el Papa Francisco: “Dios no quiere el sufrimiento y
no acepta el mal en el mundo. Pero el sufrimiento, acogido con fe, se trasforma
en camino de salvación. Entonces lo aceptamos como Jesús y ayudamos a llevarlo
como Simón de Cirene”.
El mundo necesita menos Poncios Pilatos y cada vez más Cirineos. Pilato trató de ser neutral y de quedar
al margen, pero con esa actitud se opuso la justicia. En cambio el cirineo,
después de resistirse, se puso tras los pasos de Jesús, le ayudó con su carga y
su vida cambió por completo.
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CULTURA BÍBLICA
Simón de Cirene es un personaje que aparece en los Evangelios Sinópticos,
es decir, en Mateo, Marcos y Lucas.
Cirene era la capital de una región del norte de África.
Historiadores
afirman que en el tiempo de Jesús algunos cirineos se habían establecido en
Jerusalén y que incluso tenían ahí una sinagoga. Por ello podemos afirmar que
Simón no era un peregrino que viajó a Jerusalén para la fiesta de pascua, sino
que más bien se trataba de alguien que pertenecía a esa comunidad. Además, el
hecho de que Marcos indique el nombre de sus hijos, confirma que se trataba de
personas conocidas por los habitantes de Jerusalén.
Publicado en Vallarta Opina, Abril 13 2014
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