martes, 5 de agosto de 2014

La paz en Tierra Santa es posible. Gedeón lo logró una vez


Las guerras en Tierra Santa no son novedad. Basta abrir las páginas del Antiguo Testamento para darse cuenta de que la lucha por la tierra ha sido el motivo de que mucha sangre se haya derramado a lo largo de la historia, y de que se siga derramando en la actualidad.

LA TIERRA PROMETIDA
Después de que el pueblo de Israel fue liberado de la esclavitud que padecía en Egipto se asentó en la tierra de Canaán, llamada más tarde Palestina. Esta tierra se situaba entre Egipto y Mesopotamia, las dos grandes civilizaciones de la historia antigua.
Se trata de una zona estratégica, de paso casi obligado para evitar el desierto de Arabia. Además, era muy importante por la cercanía a la encrucijada de África con Asia. Por estos motivos se producían constantes guerras entre tribus que invadían Mesopotamia, aunque otras veces fueron provocadas por Egipto en su deseo de poseer los territorios de esa franja costera tan vital.

UNA ÉPOCA DE AMENAZAS
El libro de los Jueces describe al pueblo de Israel en una de las etapas más críticas de su historia. Es el tiempo que transcurre entre la penetración de las tribus hebreas en la tierra de Canaán y la instauración de la monarquía. Este período se ubica, aproximadamente, entre los años 1200 y 1050 a. C.
En ese entonces, el pueblo de Dios estaba organizado por tribus, que frecuentemente se veían amenazadas por todas partes. Por ejemplo, algunos grupos cananeos se resistían a ser conquistados y otros grupos invasores –como los filisteos, que estaban mejor organizados y contaban con mayor número de armas– luchaban por adueñarse de los mismos territorios.
Las tribus israelitas estaban aisladas unas de otras. No tenían un gobierno central que le diera unidad. Y la única base de la unidad nacional, que era la fe en Dios, corría el peligro de contaminarse por los cultos cananeos.

GEDEÓN: DE CAMPESINO A LIBERTADOR
En ese clima de inseguridad surgen los así llamados Jueces de Israel. En realidad eran caudillos que se convirtieron en defensores de la justicia, pues bajo la presión de un grave peligro se pusieron al frente de una o de varias tribus y lograron liberarlas.
Gedeón es el quinto juez de Israel y el más importante después de Samuel. A decir del texto bíblico, era un campesino que Dios eligió para liberar a su pueblo con un ejército de 300 hombres y a base de una estrategia militar donde los israelitas no usaron las armas. En efecto, Dios quería que Israel comprendiera que si vencían no lo harían por la fuerza de sus brazos, sino porque Dios estaba con ellos.
Y es que muchos israelitas, sin renunciar por completo a la fe en el Dios de sus antepasados, comenzaron a rendir culto a los dioses de los cananeos, situación que ponía en peligro la unidad nacional y hacía a Israel más vulnerable ante los ataques de sus enemigos.
Gracias a la intervención de Gedeón el pueblo de Israel entendió que su supervivencia dependía de conducir su vida de acuerdo a los Mandamientos y de que evitaran contaminarse de las costumbres de los pueblos circundantes.

RESPETO Y JUSTICIA: CAMINO PARA LA PAZ
En la historia de Gedeón se descubre la amargura del pueblo elegido al sentir que Dios lo había abandonado, pero también se recupera la fe cuando constata que Dios los libera de sus enemigos.

En la actualidad, el Papa Francisco tiene razón cuando invita a todo el mundo, particularmente a las autoridades de esa tierra todavía en conflicto, a retornar la mirada hacia Dios y a orar por la paz en el mundo entero, particularmente en Tierra Santa. Falta que todos, como Gedeón, se involucren en la construcción de un mundo sin violencia: con estrategias, sin usar las armas y siguiendo el camino que Dios ha marcado en los Mandamientos. En esas 10 palabras está contenido el camino para la paz: el respeto, la igualdad y la justicia.
Publicado en Vallarta Opina, Julio 28 2014

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