Las
guerras en Tierra Santa no son novedad. Basta abrir las páginas del Antiguo
Testamento para darse cuenta de que la lucha por la tierra ha sido el motivo de
que mucha sangre se haya derramado a lo largo de la historia, y de que se siga
derramando en la actualidad.
LA TIERRA PROMETIDA
Después
de que el pueblo de Israel fue liberado de la esclavitud que padecía en Egipto
se asentó en la tierra de Canaán, llamada más tarde Palestina. Esta tierra se
situaba entre Egipto y Mesopotamia, las dos grandes civilizaciones de la
historia antigua.
Se
trata de una zona estratégica, de paso casi obligado para evitar el desierto de
Arabia. Además, era muy importante por la cercanía a la encrucijada de África
con Asia. Por estos motivos se producían constantes guerras entre tribus que
invadían Mesopotamia, aunque otras veces fueron provocadas por Egipto en su
deseo de poseer los territorios de esa franja costera tan vital.
UNA ÉPOCA DE AMENAZAS
El
libro de los Jueces describe al pueblo de Israel en una de las etapas más
críticas de su historia. Es el tiempo que transcurre entre la penetración de
las tribus hebreas en la tierra de Canaán y la instauración de la monarquía.
Este período se ubica, aproximadamente, entre los años 1200 y 1050 a. C.
En
ese entonces, el pueblo de Dios estaba organizado por tribus, que frecuentemente
se veían amenazadas por todas partes. Por ejemplo, algunos grupos cananeos se
resistían a ser conquistados y otros grupos invasores –como los filisteos, que
estaban mejor organizados y contaban con mayor número de armas– luchaban por
adueñarse de los mismos territorios.
Las
tribus israelitas estaban aisladas unas de otras. No tenían un gobierno central
que le diera unidad. Y la única base de la unidad nacional, que era la fe en Dios,
corría el peligro de contaminarse por los cultos cananeos.
GEDEÓN: DE CAMPESINO A LIBERTADOR
En
ese clima de inseguridad surgen los así llamados Jueces de Israel. En realidad eran
caudillos que se convirtieron en defensores de la justicia, pues bajo la presión
de un grave peligro se pusieron al frente de una o de varias tribus y lograron
liberarlas.
Gedeón es el quinto juez de Israel y el más importante después de Samuel. A
decir del texto bíblico, era un campesino que Dios eligió para liberar a su
pueblo con un ejército de 300 hombres y a base de una estrategia militar donde
los israelitas no usaron las armas. En efecto, Dios quería que Israel comprendiera
que si vencían no lo harían por la fuerza de sus brazos, sino porque Dios
estaba con ellos.
Y es que muchos israelitas, sin renunciar por
completo a la fe en el Dios de sus antepasados, comenzaron a rendir culto a los
dioses de los cananeos, situación que ponía en peligro la unidad nacional y
hacía a Israel más vulnerable ante los ataques de sus enemigos.
Gracias a la intervención de Gedeón el pueblo de
Israel entendió que su supervivencia dependía de conducir su vida de acuerdo a
los Mandamientos y de que evitaran contaminarse de las costumbres de los
pueblos circundantes.
RESPETO Y JUSTICIA: CAMINO PARA LA PAZ
En
la historia de Gedeón se descubre la amargura del pueblo elegido al sentir que
Dios lo había abandonado, pero también se recupera la fe cuando constata que
Dios los libera de sus enemigos.
En
la actualidad, el Papa Francisco tiene razón cuando invita a todo el mundo,
particularmente a las autoridades de esa tierra todavía en conflicto, a retornar
la mirada hacia Dios y a orar por la paz en el mundo entero, particularmente en
Tierra Santa. Falta que todos, como Gedeón, se involucren en la construcción de
un mundo sin violencia: con estrategias, sin usar las armas y siguiendo el
camino que Dios ha marcado en los Mandamientos. En esas 10 palabras está contenido
el camino para la paz: el respeto, la igualdad y la justicia.
Publicado en Vallarta Opina, Julio 28 2014
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